Cada instante es sagrado,
En un cielo de color,
Vuelan seres dorados;
Y en sus alas no hay temor.
Desciende la mano,
que pedí en la oración,
Y abrazo a mi hermano;
Con sincera intención.
No importa si hay luna,
Yo sigo en mi rol,
Recuerdos de cuna;
De arena y de sol.
En la lluvia anaranjada,
beso al suelo que estoy,
Y en tu piel quedó enredada;
Mi pasión y lo que soy.